La figura de este profesional nació en la época franquista, cuando entidades religiosas y políticas promovían actividades para los más jóvenes en entornos abiertos con el fin de desarrollar las facetas artísticas y pedagógicas de los integrantes. Aún así, la labor no se definió como la conocemos hoy en día hasta que el Secretariado General de Colonias de Cáritas (1957) impartió el primer curso de Monitor de Tiempo Libre.
El desarrollo de actividades al aire libre ha ido evolucionando con el paso de los años y las nuevas incorporaciones de educación sociocultural, además de la desmonopolización de la actividad únicamente por parte de la iglesia hasta los años 80.
Otro hecho fundamental para comprender la evolución de esta labor, es la normalización y regularización de este tipo de actividades por parte del Estado con la llegada de la democracia, ya que se da vía libre a la creación de escuelas oficiales de tiempo libre a partir de la Orden Ministerial del 25 de noviembre de 1976.
En la actualidad estas actividades se desarrollan desde diferentes idearios, ya que, con la evolución de la profesión, las diferentes escuelas enfocan su área de actuación partiendo de diferentes objetivos: el desarrollo cognitivo, la integración social, la mediación, la diversión y entretenimiento, adquisición de competencias sociales, etc.
El desarrollo del tiempo libre en los jóvenes se puede identificar como una necesidad, ya que estas promueven e identifican las necesidades y preocupaciones de este colectivo, por eso existen numerosas empresas privadas y públicas que se dedican a ofertar este tipo de oportunidades a través de campamentos, albergues, escuelas de tiempo libre, ludotecas, asociaciones juveniles, etc.
Todos estos cambios han configurado al monitor de tiempo libre como lo conocemos hoy en día, un profesional polivalente que debe de ser capaz de identificar las necesidades de grupo para la consecución de unos objetivos establecidos, todo mediante técnicas socioculturales precisas, lúdicas y asociadas al entretenimiento.
Esta labor está muy asociada también con estaciones cálidas y agradables que permiten la exposición de los grupos a espacios abiertos, por ello el verano y la primavera suponen épocas de gran oportunidad para perfiles que deseen desarrollar su carrera profesional como monitor de tiempo libre.
‘El monitor de tiempo libre es una figura que puede tener acción en muchos ambientes, por lo que todas las épocas pueden ser óptimas. No obstante, si que es cierto que, si se quieren hacer actividades al aire libre, la primavera y el verano son los mejores momentos’ señala Dolores Casas, formadora de este tipo de profesional en Grupo Colón IECM.
En cuanto a las aptitudes y cualidades que deben tener los perfiles que quieran dedicarse a este oficio, Dolores nos cuenta que lo principal es ser extrovertido y con capacidad de liderazgo, aunque aclara que un elemento fundamental es que los futuros monitores sepan encontrar el punto medio entre paciencia y firmeza. ‘Esta labor implica el contacto constante con la gente, por lo que los continuos gestos de compañerismo, comprobar que el grupo lo está pasando bien y que además todo lo bueno se está compartiendo, hace de esta profesión algo muy enriquecedor’, concluye Dolores.
Pocas profesiones son las que permiten al trabajador desarrollar facetas de nivel personal y psicológico de manera tan recíproca con otros individuos, por ello esta labor es tan necesaria como beneficiosa, ya que permite la adaptación de modelos de actividad según los perfiles con los que se encuentre, promoviendo así la resiliencia y la creatividad.
Como el psicólogo y escritor estadounidense David Goleman dijo una vez; ‘El tiempo libre posibilita el florecimiento del espíritu creativo, mientras que las agendas demasiado estrictas, por el contrario, lo sofocan.’
Patricia Casas, creative digital content, communication department y tutora E-learning.

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